
Existen dos puntos en tu cuerpo que son llaves de acceso a las emociones más profundas, a aquellas escondidas, a aquellas con las que no somos capaces o no queremos estar conectados por el motivo que sea. Al estimularlos, activan una red de impulsos nerviosos que logran desbloquear el sistema linfático, accediendo a información guardada a la que de forma consciente no queremos acceder. No tienen que ser traumas o información negativa, sino información profunda, aquella que está en contacto directo con el Alma y no nos atrevemos a mirar.