La disbiosis intestinal es el desequilibrio en la microbiota y el microbioma que ocurre en el aparato digestivo, sobre todo en el intestino grueso. La población microbiana del intestino humano incluye unos 100 billones de bacterias de unas 500 a 1000 especies distintas que conviven en equilibrio, pero el estrés fisiológico continuado puede hacer que ciertos microorganismos potencialmente patógenos crezcan, mientras que las bacterias “buenas” disminuyen.
Estos son solo algunos de los síntomas que pueden indicar una disbiosis:
- Fatiga crónica.
- Distensión abdominal.
- Diarrea y estreñimiento.
- Migrañas.
- Ansiedad.
- Reacciones adversas ante la ingesta de ciertos alimentos.
- Gases y meteorismo.
- Problemas con la concentración.
- Trastornos cutáneos (acné, eccema y más).
- Mal aliento (halitosis).
- Dolor torácico.
Además, cabe destacar que la disbiosis puede empeorar los síntomas o ser uno de los desencadenantes de múltiples trastornos digestivos y relacionados con la ingesta de alimentos. Entre ellos, destacan el síndrome de intestino irritable (SII), la enfermedad de Crohn, la diabetes y la obesidad. Por ello, los signos clínicos de esta condición pueden ser muy variados.